lunes, 25 de agosto de 2014

21.8.2014 - vamos a llamar a las cosas por lo que son

Veintiuno de Agosto de dosmilcatorce, han pasado tres meses desde que escribí acerca de mis dos trabajos, y mi nueva etapa que coincidía con el comienzo del verano, la época más bonita de Berlín. Tres meses han pasado y ahora ya estoy preparada para contar lo que ha estado sucediendo.


Y es que lo que la mayoría de vosotros no sabe, es que me he pasado dos meses en vilo, sin saber qué pasaría con mi nuevo trabajo, sí, el mismo, ese que me encanta y que pareciera que me hubiera caído del cielo por gracia divina. Porque 5 días antes de empezar a trabajar me llamaron para decirme que el Comité de Empresa no aprobaba mi contratación (motivos de re-estructuración de la empresa), para dos días después decirme que sí bajo ciertas condiciones; y a las 2 semanas me dieron la carta de despido con fecha de finalización 31 de Agosto de 2014 y la promesa de pelear para que al final revocaran esa decisión de despedirme. Así es, me he pasado dos meses levantándome para ir a trabajar sin saber qué pasaría, esforzándome por mantener una actitud positiva, dándolo todo y con una sonrisa. 

Y bueno, pasado ese tiempo que tanto me ha puesto a prueba, estoy contenta de anunciar que todo ha valido la pena, porque al final me quedo! Y estoy muy feliz, pero no se me quitan las ganas de dejar algo muy claro. 

Llevo tres años y medio en Berlín, y por fin he encontrado un trabajo que me gusta. No tan sólo eso, sino que me encuentro trabajando con un equipo de gente agradable, donde hay muy buen ambiente. Es una empresa que se dedica al desarrollo de tratamientos biofarmacéuticos (Ojo! Nada de experimentación con animales!), con lo cual uno se siente que está haciendo un trabajo que contribuye a ayudar a otra gente. Está bien pagado, así que los empleados nos sentimos valorados (ignorando el hecho de que el Comité de Empresa quería despedirme para que otra persona ocupara mi puesto...), trabajamos en oficinas nuevas con equipamiento moderno y tenemos el lujo de elegir nuestros propios horarios de trabajo. Es para una empresa internacional, por lo que las oportunidades de crecimientoy expansión están a la orden del día. Y me encanta! Qué más se puede pedir? Realmente, nada. Cada vez que cuento esto, la gente me suele decir algo por el estilo de "me ha tocado la lotería". Y yo estoy agradecida, enormemente. Pero esto no ha sido todo producto de la suerte. 

Recordemos que hace ya 6 años cuando decidí irme a trabajar como au-pair (uno de los trabajos con peor fama a nivel internacional, por lo mal pagados que están y por el nivel de desagradecimiento que uno suele encontrar). Y a pesar de que mi historia no acabó tan mal como otras muchas que conozco, también me costó lo mío. 6 meses fuera de mi casa, de mi país, lejos de mi familia, mi novio, mis amigos... Y todo en un idioma nuevo. Y lo agradecida que estoy de haberlo hecho, de haber tenido el valor y de tirarme a la piscina, por las herramientas que me ha dado para enfrentarme a la vida laboral (y también personal). 

Pero si vamos aún más atrás en el tiempo, veremos que a la tierna edad de 11, cuando iba a comenzar 1° de la ESO, decidí decantarme por la optativa de alemán, y que estuve estudiando hasta que terminé 2° de Bachiller, 6 años después. Y esto solamente era el principio de mi relación con este idioma que tantos dolores de cabeza me ha traído, pero que finalmente me enorgullezco de hablar a nivel fluido.

A todo eso hay que sumarle el hecho de que cuando aterricé en Berlín, venía con una maleta llena de ilusiones pero también con mucha incertidumbre. No tenía la seguridad de un contrato de trabajo a largo plazo o estable, y lo que sabía del idioma lo había perdido por falta de práctica. Y el echar de menos a la familia y los amigos se hace con el tiempo más llevadero, pero nunca se supera. 

Con esto quiero dejar claro que sí, por supuesto que he tenido suerte y estoy agradecida de haber encontrado un trabajo gracias a mis habilidades y características, que son muy válidas pero no son únicas, y soy consciente que otra gente también comparte. Pero que yo solita me lo he currado, porque nadie me ha regalado nada, porque cuando uno sale de su casa y de su "zona de confort" se la está jugando todo a una. Y la próxima vez que vayamos a decirle a alguien "qué bien vives fuera de Espana" nos lo pensemos dos veces. Que no es tan fácil como a todo el mundo le gusta pensar. Y si estoy aquí y ahora donde estoy, es porque me lo he ganado con todo el esfuerzo del mundo. 

P.D. Y que a nadie se le ocurra decirme que "otra gente también se lo ha currado y no ha tenido tanta suerte". No estoy ciega, y soy muy consciente de ello. Es por eso que doy gracias cada día por haber recibido esta oportunidad tan buena. Pero también me doy las gracias a mí misma. Uno tiene que quererse y valorarse a sí mismo.

jueves, 22 de mayo de 2014

22.5.14 - cansada de la mejor manera

Ayer comencé la formación para prepararme para mi nuevo trabajo en la oficina. Me pasé gran parte del día allí. Salí agotada, no hice siesta, y me fui a comprarme alguna novelita ligera para no comerme el coco con todo lo que había estado aprendiendo. Hoy he estado unas cuantas horas, haciendo un recap de ayer. Al salir, he comido, me he echado un sueñecito de diez minutos, y he salido a recoger a Willow de la Kita (abreviación de Kindergarten). Hemos ido al parque una hora, y luego a casa. He hecho la cena, hemos jugado, y le he cambiado y preparado para que se fuera a dormir.

Al salir, he decidido volver andando a casa por varios motivos. El primero: todavía no me he comprado el ticket mensual de transporte. El segundo: la familia vive a 20 minutos escasos de mi casa. El tercero: hoy disfrutamos de 30º y la ciudad no podía estar más hermosa. Además tengo la suerte de vivir en uno de los barrios con más encanto de la ciudad.
Zionskirchestr. con la iglesia de Zion al fondo

Sabéis aquél trozo de la película "Amélie", en la que se siente en total armonía consigo misma y con el mundo a su alrededor? Minuto 4:07. Así me he sentido yo. He sonreído durante todo el trayecto. He contemplado la ciudad que me rodea: sus edificios ruinosos y cubiertos de grafitis, sus tiendecitas hipsters o bio, viviendas híper modernas o casas de más de cien años remodeladas, sus zonas verdes en cada esquina, sus iglesias de ladrillo rojo, sus calles empedradas irregularmente, montones de bicicletas aparcadas de cualquier manera, farolas y paredes cubiertas por cartel sobre cartel sobre cartel, los bares y restaurantes con las terrazas a rebosar de gente, su gente normal y su gente un tanto extravagante... Todo lo que se une para hacer de Berlín una ciudad extraordinariamente maravillosa.

Me he parado en un Späti, me he comprado una birra, y al llegar a casa me he dado una duchita bien fresca para quitarme la arena del parque y el sudor del paseíto. He sacado el sillón de leer al balcón, me he servido la cerveza, y un poco de helado de limón que quedaba por ahí, he cogido mi novelita ligera (que está resultando ser menos ligera de lo que esperaba), he puesto incienso a quemar y me he relajado.

Soy muy feliz.

viernes, 16 de mayo de 2014

16.5.14 - dos en un mismo día

Empezaré haciendo una breve introducción. Hace un año y nueve meses, decidí dejar mi trabajo en Booking.com. Por muchas razones: porque no me gustaba, no me satisfacía, estaba mal pagada con demasiadas responsabilidades, y no me veía creciendo en la empresa. No me arrepentí. Fue una buena decisión, y eso lo ví a través de los que sí se quedaron durante el largo tiempo que he estado desempleada.

En este año y nueve meses he pasado por muchas etapas. La primera, de liberación. Fase "hago lo que me da la gana, cuando me da la gana". Siguió la apatía, junto con el invierno, mala combinación. Después vino una etapa de mejora, cuando empecé el curso intensivo de alemán que duraría seis meses. A la ilusión inicial de aprender alemán le siguió una fase de asqueo. Asqueada me hallaba de estar en una clase que decíase llamar nivel B1+, y ver cada día que había gente que no sabía ni decir los números... Después vino la aceptación/resignación. Al comenzar mis prácticas, de tres meses, como administrativa y recepcionista en la escuela de idiomas Sprachsalon, recuperé la ilusión. Ilusión por un trabajo que me gustaba y por mejorar día a día. Pero no pudo ser, y me quedé desempleada de nuevo. Llegaron las navidades, que me ayudaron a desconectar de la búsqueda incesante un poco, y después la vuelta a la realidad en enero.

Desde entonces he buscado sin parar. He tenido días de mayor motivación, y otros en los que tenía ganas de olvidarme del mundo. He recibido muchas negativas, más de las que había recibido en toda mi vida, y aún así he trabajado para no perder la esperanza. Y todo se ha visto recompensado. Porque hoy, a falta de un trabajo, tengo dos!

Empiezo en unas semanas en el que bien podría ser mi trabajo IDEAL, de administrativa en una gran multinacional, trabajando como secretaria de la directora y vicedirectora de uno de los departamentos de la oficina de Berlín. No solamente estoy súper feliz por tener esta oportunidad, sino que además no tengo que renunciar a mi trabajo de niñera.
Hace un par de semanas que empecé a cuidar de Willow, un monstruito de dos años y medio que me ha robado el corazón (él, y su familia, que son encantadores). Y como sucede con los niños encantadores de familias encantadoras, nos hemos cogido tanto cariño unos a otros que no queremos decir adiós. Así que hemos decidido compaginar!

Hace un año y nueve meses, jamás me hubiera imaginado en esta situación. Y es mejor de lo que podría haber pensado.

lunes, 12 de mayo de 2014

12.5.14 - cadena de favores

Hoy es un día como cualquier otro, y de hecho para muchas personas lo es.
Aunque para mí ha tenido algo distinto. Hoy, el conductor del autobús me ha esperado! Yo estaba en la esquina de la calle, a unos 5 metros de distancia, y al ver cómo cerraba las puertas y se ponía en marcha mi boca se ha convertido en una gran O. Durante unos segundos lo he dado por perdido, hasta que se me ha acercado un poquito, ha sonado un cláxon, y las puertas se han abierto de nuevo.

Hay esperanza! Hay gente buena por el mundo! Con la mayor de las sonrisas he subido al autobús y le he dedicado mi "DANKE" más sentido del día, mientras enseñaba mi tiquet.

Unas horas más tarde, en la cola del supermercado, una chica americana y una cajera alemana se desesperaban la una con la otra, a cada cual más tozuda en su propio lenguaje. Me he acercado, he interrumpido, he ejercido de traductora en una brillante, breve y reconciliadora carrera. Lost in translation?
He vuelto a mi propia cola tras haber cumplido mi buena acción del día. Al finalizar su compra, la chica americana se me ha acercado y me ha dicho "Thank you very much, have a great day" y me ha devuelto la sonrisa que yo debo haberle transmitido al conductor del autobús.

What goes around comes around :)

lunes, 3 de marzo de 2014

3.3.14 - Berlín, y nuestras bodas de cuero

Hoy cumplo 3 años de relación amor-odio con Berlín. Mi querida y odiada. Lo primero más que lo segundo, y a veces también, viceversa (humilde homenaje).

Tres años! Que se dicen rápido, pronto, con la boca pequeña, o a lo mejor a voz en grito. Yo lo digo con orgullo. Cuando llegué, quise irme casi de inmediato. Berlín me pareció un lugar frío y descorazonador, gris, bloques de cemento uno tras otro. No entendí la belleza que Berlín tiene si la lees entre líneas, su magia, su historia tras cada piedra, ese no se qué que nadie entiende hasta que lo ve con sus propios ojos. Berlín se vive, no se explica. Pero eso lo aprendí después de unos pocos meses.

En estos tres años he aprendido, he crecido, he madurado (creo y espero), me he deshecho de prejuicios y malos hábitos. He aprendido a quererme a mí misma y a aceptarme, y también he conocido mucha gente que merece ser querida lo mismo que yo. A valorar lo diferente, a mirar desde otras perspectivas, a ser agradecida por lo que tengo (aquí y allí, ya sea material o no). Que las distancias están en nuestra mente y no tienen porqué condicionar nuestra vida más de lo que nosotros les queramos dejar.

He aprendido que hay españoles muy honrados, y alemanes impuntuales. Que el amor y la amistad no entienden de edades, sexos, razas o naciones. He conocido la belleza de la interculturalidad. Entiendo mejor que ninguno de los extremos son positivos, al final. Me he acostumbrado a cosas que nunca creí posible aceptar. He enseñado a mi tolerancia a ampliar sus límites. Ahora aprecio la amabilidad de un extraño de un modo que nunca había agradecido antes.

He conocido gente maravillosa, lugares increíbles, ciudades de cuento, he vivido blancas navidades y primaveras glaciales, veranos indios y otoños dorados. He ahí el encanto de Berlín. He vivido millones de vidas en una sola ciudad.



Soy feliz!

lunes, 24 de febrero de 2014

9.12.13 - Un caballero andante, pero moderno

Por todos es sabido que una vez por semana me reúno con mi Club de la Lana, un grupo de chicas apasionadas por el crochet, el punto y de vez en cuando un poco de cotilleo sano. Nos reunimos en un edificio del campus de la Technische Universität, ya que es de uso público.

Hace cosa de tres meses, se nos acercó un curioso. René. Nos preguntó qué hacíamos, y si hacía mucho que nos reuníamos allí. Después preguntó si alguien se ofrecía para hacerle un gorro por encargo. Yo me ofrecí (de hecho, fui la única valiente...). Tras un par de semanas, en las que debatimos el patrón a utilizar, cómo sería el producto una vez terminado, el coste y la duración del making of... empecé el encargo.
Poco a poco me fue contando más detalles, que si es para una amiga mía, bueno, una chica que me gusta un poco, bueno, una chica que me gusta mucho, etc... Me contó la historia completa.

El gorro es para la chica a la que él "corteja". Es una amiga suya desde hace un tiempo, pero el Romeo quiere algo más. Hace poco le regaló un vestido en colores morado y verde turquesa. El gorro que le estoy haciendo es morado y verde turquesa, la lana elegida y comprada por él mismo (se gastó lo suyo, no diré la suma porque resta romanticismo a la historia). Él se negaba a comprarle uno de tantos miles de millones iguales, manufacturado por alguna multinacional, sin nada de gracia ni autenticidad. Y cuando nos encontró, se le encendió la bombillita. Se lo va a regalar por Navidad.

Cuentos de hadas del siglo XXI. Quién quiere conocer el final de la historia?


He aquí el famoso gorro terminado!

10.13 - 11.13: otoño de visitas variadas

Poco después de haber terminado la mudanza, habernos acomodado en el piso nuevo y acostumbrándonos al calorcito de este verano tan agradable que ha pasado por Berlín... llegó el otoño de repente, con prisas. Como si llegara tarde, en lugar de demasiado pronto! Y en septiembre ya estábamos tapándonos hasta las orejas con abrigos y bufandas.

Pero este otoño, a pesar de su inesperada llegada un poco agridulce, ha sido espectacular. Lo digo por la compañía: inmejorable!

Gabi y yo en el parque del palacio de Charlottenburg

La primera visita fue para un primerizo en Berlín: Gabi.  Alguien muy importante para mí! Berlín nos regaló unos días de buen tiempo, y a pesar de que no hubo mucho sol, disfrutamos de la ciudad como niños pequeños!

No había pasado ni una semana, cuando nos cayó una visita desde Madrid! He aquí las hamburguesas que tuvieron el placer de engullir en una de las mejores hamburgueserías de Berlín. Esta muchachada se portó muy bien, fueron muy buenos turistas, y están invitados a volver siempre que quieran!

Mi tocaya: Lorena
Edu (pedu jejeje)





Os presento a mi hermano, alias el niño-melón!
Poco después llegó la segunda visita mallorquina: mi hermano Leo! Para evitar equívocos, dejaré claro que es mi único hermano. No, no tengo otro - a veces me gustaría, bueno no, bueno... cambiemos de tema! -. 
La primera vez que vino, yo acababa de llegar a la ciudad, y no pude enseñarle todo en condiciones. Esta vez fue muy diferente! Exploramos la ciudad en profundidad, y nunca mejor dicho, ya que hicimos dos tours de Berliner Unterwelten (si tienes curiosidad, pincha aquí) donde nos enseñaron cosas interesantes del subsuelo de Berlín. Pero por supuesto que nuestros días estuvieron llenos de otras muchas visitas interesantes, muchas risas, noches de mantita en el sofá, y iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.....




Y justo cuando el tiempo se empezaba a poner feo, llegaron Carlos y Verónica, visitantes recurrentes de Berlín como podréis comprobar aquí. Esta vez se hospedaron en Ca'n David y Lorena, bajo previa aprobación de las señoras felinas que regentan la casa. Siguiendo con nuestra tradición de visitas a lo prohibido, esta vez fuimos al hospital abandonado ( Beelitz-Heilstätten ). Una aventura muy interesante, y con algún que otro susto! También estuvimos en el muy recomendable Museo de las Ciencias, aunque nos quedamos con mucho por ver (es enorme, incluye hasta un parque!).

Y con eso y un bizcocho, se terminó noviembre, y David y yo empezamos a hacer la cuenta atrás para las vacaciones navideñas en Palma.