lunes, 24 de febrero de 2014

9.12.13 - Un caballero andante, pero moderno

Por todos es sabido que una vez por semana me reúno con mi Club de la Lana, un grupo de chicas apasionadas por el crochet, el punto y de vez en cuando un poco de cotilleo sano. Nos reunimos en un edificio del campus de la Technische Universität, ya que es de uso público.

Hace cosa de tres meses, se nos acercó un curioso. René. Nos preguntó qué hacíamos, y si hacía mucho que nos reuníamos allí. Después preguntó si alguien se ofrecía para hacerle un gorro por encargo. Yo me ofrecí (de hecho, fui la única valiente...). Tras un par de semanas, en las que debatimos el patrón a utilizar, cómo sería el producto una vez terminado, el coste y la duración del making of... empecé el encargo.
Poco a poco me fue contando más detalles, que si es para una amiga mía, bueno, una chica que me gusta un poco, bueno, una chica que me gusta mucho, etc... Me contó la historia completa.

El gorro es para la chica a la que él "corteja". Es una amiga suya desde hace un tiempo, pero el Romeo quiere algo más. Hace poco le regaló un vestido en colores morado y verde turquesa. El gorro que le estoy haciendo es morado y verde turquesa, la lana elegida y comprada por él mismo (se gastó lo suyo, no diré la suma porque resta romanticismo a la historia). Él se negaba a comprarle uno de tantos miles de millones iguales, manufacturado por alguna multinacional, sin nada de gracia ni autenticidad. Y cuando nos encontró, se le encendió la bombillita. Se lo va a regalar por Navidad.

Cuentos de hadas del siglo XXI. Quién quiere conocer el final de la historia?


He aquí el famoso gorro terminado!

10.13 - 11.13: otoño de visitas variadas

Poco después de haber terminado la mudanza, habernos acomodado en el piso nuevo y acostumbrándonos al calorcito de este verano tan agradable que ha pasado por Berlín... llegó el otoño de repente, con prisas. Como si llegara tarde, en lugar de demasiado pronto! Y en septiembre ya estábamos tapándonos hasta las orejas con abrigos y bufandas.

Pero este otoño, a pesar de su inesperada llegada un poco agridulce, ha sido espectacular. Lo digo por la compañía: inmejorable!

Gabi y yo en el parque del palacio de Charlottenburg

La primera visita fue para un primerizo en Berlín: Gabi.  Alguien muy importante para mí! Berlín nos regaló unos días de buen tiempo, y a pesar de que no hubo mucho sol, disfrutamos de la ciudad como niños pequeños!

No había pasado ni una semana, cuando nos cayó una visita desde Madrid! He aquí las hamburguesas que tuvieron el placer de engullir en una de las mejores hamburgueserías de Berlín. Esta muchachada se portó muy bien, fueron muy buenos turistas, y están invitados a volver siempre que quieran!

Mi tocaya: Lorena
Edu (pedu jejeje)





Os presento a mi hermano, alias el niño-melón!
Poco después llegó la segunda visita mallorquina: mi hermano Leo! Para evitar equívocos, dejaré claro que es mi único hermano. No, no tengo otro - a veces me gustaría, bueno no, bueno... cambiemos de tema! -. 
La primera vez que vino, yo acababa de llegar a la ciudad, y no pude enseñarle todo en condiciones. Esta vez fue muy diferente! Exploramos la ciudad en profundidad, y nunca mejor dicho, ya que hicimos dos tours de Berliner Unterwelten (si tienes curiosidad, pincha aquí) donde nos enseñaron cosas interesantes del subsuelo de Berlín. Pero por supuesto que nuestros días estuvieron llenos de otras muchas visitas interesantes, muchas risas, noches de mantita en el sofá, y iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.....




Y justo cuando el tiempo se empezaba a poner feo, llegaron Carlos y Verónica, visitantes recurrentes de Berlín como podréis comprobar aquí. Esta vez se hospedaron en Ca'n David y Lorena, bajo previa aprobación de las señoras felinas que regentan la casa. Siguiendo con nuestra tradición de visitas a lo prohibido, esta vez fuimos al hospital abandonado ( Beelitz-Heilstätten ). Una aventura muy interesante, y con algún que otro susto! También estuvimos en el muy recomendable Museo de las Ciencias, aunque nos quedamos con mucho por ver (es enorme, incluye hasta un parque!).

Y con eso y un bizcocho, se terminó noviembre, y David y yo empezamos a hacer la cuenta atrás para las vacaciones navideñas en Palma.